Reseña Ana Curra en Valencia

La luz que nos devuelve la oscuridad
Ana curra en la sala Rock City de Valencia 31/10/2017
Por Patricia Cadavid

La suma sacerdotisa representa en el tarot la figura de una mujer sabia, madura y bella, poseedora del conocimiento que se derrama del pasado, el presente y el futuro. Así como tal, atemporal e integra, podríamos describir a la siniestrísima Ana Curra, que en un sortilegio nos reunió en aquelarre la pasada noche de Halloween en la sala Rock City de Valencia a muchos antiguos y neófitos.

El encuentro inició de forma solemne, casi ceremonial cuando el “Miserere” de Zelenka inundo la sala, y en la penumbra del escenario se empezó a desplegar la formación de músicos que la acompañaban en esta ocasión; en las guitarras el gran César Scappa y Ángel Berdiales (Berdi), Iván Santana en la batería. y Pilar Román con el bajo y en el coro.

Entre humo, luces y sombras azules, emergió Ana curra vestida con una túnica negra para dar inicio al ritual, regalándonos una imagen que nos recordaba por instantes a la aparición de Peter Murphy con Bauhaus interpretando “Bela Lugosi's Dead” en los créditos de entrada de la película “The Hunger”.

Inmediatamente después, un bombo contundente marcado por el ritmo de un beat profundo, introdujo “Fundido a negro”, una canción nueva que ha sido interpretada apenas un par de veces en vivo, un reflejo de los tiempos convulsos a los que nos enfrentamos.

Este tema marca una nueva etapa en la carrera de la artista, quien venía de saldar su deuda con “El Acto”, la icónica producción de Parálisis Permanente ofreciendo de manera honesta y consecuente el directo que no tuvo en su época por las circunstancias, con una gira de conciertos que paso por varias ciudades de España, y que llego también a México y a Estados Unidos.

“Fundido a negro”, acomodada casi como la primera canción del concierto, se presentó la noche de las brujas, como una declaración, en la que Ana curra nos preparaba para lo que iba a ser -por la connotación de la fecha- un homenaje teñido de transición, en la que ha abierto la puerta al prometedor panorama que se avecina, siempre evocando con respeto al pasado.

Al terminar la canción, Pilar paso al coro y Rafa Balmaseda, el mítico bajista de Parálisis Permanente y Seres Vacíos hizo su aparición para acoger muchas de las canciones que los han hecho inmortales, sin duda una sorpresa para el público que lo recibió con gran entusiasmo disparado por la interpretación de la primera ronda de canciones: “El acto”, “Quiero ser tu perro”, la famosa versión de los Stooges, seguida por “Yo no”, “Nacidos para dominar”, “Te gustara”, y la versión de Bowie “Héroes”, cantada por todos en la sala en homenaje a Eduardo Benavente y a Toti Árboles.

La euforia no disminuyo con temas de Los seres vacíos que Ana interpreto con especial cariño, entre ellos “Mas”, “Luna nueva, y “Ratas” seguidos de más de Parálisis Permanente como “Tengo un pasajero” “Esa extraña sonrisa”  y la esperada “Quiero ser santa” donde quedo constatado que la composición es especialmente perfecta en su voz y en sus manos demostrado en el cariz hipnótico de la bruja como ella misma se ha autoproclamado que derrochaba energía en cada una de las notas, debatiéndose a momentos entre el micrófono y el teclado.

A continuación, pudimos disfrutar de varias de las “canciones malditas” como denomina ella, a las que considera como las menos conocidas de su repertorio entre las que estaba “Pájaros de mal agüero” de su álbum “volviendo a las andadas” que este año cumple el 30 aniversario de su lanzamiento, entretejida con el resto del repertorio de Parálisis Permanente, como “Sangre” “Desnúdate” “Todo sigue igual” y “Esto no es”. Además de dejarnos escuchar un cover traducido y adaptado de suicide.

Sobre la media noche todos jugamos a las cartas en el cementerio y las luces se apagaron con “unidos” antecedida por “Todo el mundo”. El esperado bis fue introducido por un íntimo momento en el que Ana con su teclado cerraba el ritual dando un lugar especial a un clásico rebelde que ha sido encorsetado en los conservatorios: Bach, adaptando una pieza con maestría dentro de su concierto. Finalmente, el clímax se desato con “adictos a la lujuria”, el himno “autosuficiencia” esperado y aclamado por el público asistente y “Texas” que cerro el concierto.

La noche fue excusa para honrar la memoria y el legado de los que se fueron, dicho por ella misma, un concierto dedicado a “nuestros muertos y los vuestros”, celebramos el cumpleaños de Eduardo Benavente en la víspera del día de los difuntos con un directo muy potente que reivindico su legado entregándose al público. Ana y los músicos que la acompañaron, llevaron la experiencia de la música en vivo a lo más alto, alimentándose de la energía de quienes sienten, cantan y disfrutan de sus composiciones.

Para los que no vivimos esa época in situ las canciones de Parálisis Permanente y Ana Curra nos llegaron en momentos diversos de nuestras vidas, la fuerza que cobran hoy en día desvanece la brecha generacional, son temas viscerales que han calado profundamente y que siguen vigentes, que no mueren, porque aunque fueron escritas en el pasado, siguen representando al presente.

Ana curra demuestra la leyenda viva que encarna, dejó en el escenario transgresión, determinación y valentía, consolidando con este directo que lo que vivimos fue mucho más que la consumación del “acto”, estuvimos ante la transición de la sacerdotisa que ya nos deja entrever lo que se aproxima y de la que esperamos que su sortilegio se extienda hasta Latinoamérica.

Un par de días después del concierto, tuvimos noticia de que Rafa Balmaseda sufrió después de su actuación, un impase de salud del que ya se mejora favorablemente, deseamos desde aquí su pronta y total recuperación para que pueda regresar a los escenarios y conceder muchos más directos como el que tuvimos el privilegio de presenciar en Valencia.

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